Existe un mundo olvidado en la ignorancia que
extiende sus lazos en forma de pétalos
de rosas, pero su fin es la incertidumbre que trae consigo la tristeza de no
tener a quien amar. Solo existo, Dios lo permite y es que la luna trae consigo
el hecho de querer amar a alguien, sabiendo que allí está pero su nombre
desconozco. Traigo conmigo una flor, quisiera ofrecerla antes que se marchite, sin
embargo sigo esperando hundido en la
angustia de no tener a quien amar.
Hay cosas que me son ocultas y no me importaría esperar
un poco para descubrirlas, si no fuera
porque entre esas cosas esta su nombre, si solo conociera una letra de
su nombre para ponerla al costado del mío me tranquilizaría, pero la angustia
de no tener a quien amar me sigue obsesionando.
Tengo sus ojos,
sus labios y hasta su silueta, las saque de mi fantasía, pero es solo una vana
ilusión causada por la preocupación de no tener a quien amar.
¿Seguiré así todas las noches? me pregunto, y escuchando
música espero que mis pensamientos se nublen para poder dormir, de seguro será
lo mejor, antes de sucumbir en la tortura DE NO TENER A QUIEN AMAR.
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