Ojitos negros los de tu madre,
fuerza física y mental,
a todas luces reflejo suyo,
para amarte casi tanto como a ella.
Qué es el hombre en su planificar,
aun si cuenta con ayuda de su amada,
sin la voluntad de Dios, simplemente nada.
Disfrutaremos 5 años solos tras nuestra boda, dijimos,
nos dió 9 pese a las lágrimas de tu madre;
Ya es tiempo de tener nuestra propia descendencia, dijimos,
había que esperar de su infinita gracia;
vamos con el mejor especialista en fertilidad, dijimos,
comprendimos que de nada serviría.
Hasta que Él, Dios, siendo bueno te dio vida,
permitió que te aferraras a tu madre,
tenía que ser así para que seas fuerte;
peleaste por nacer junto a tu madre,
así adquiriste esa firmeza de caracter;
sacaste el color de ojos de tu madre,
como si un par no me fueran suficiente;
Dios en su misericordia permitió que nacieras.
Debiste llamarte Milagros a no ser porque después de tu madre, Rosa, estas tú, Rose, señalando más que una sucesión, la suma de virtudes de tu madre, aunque pocas las de tu padre y las que seguro tendrás para ser lo que Dios quiere, porque ya comprendimos qué nuestros planes se doblan a la voluntad de Él, quien te dió vida.
Rose, agradable como el mejor de los vinos, de las flores la más hermosa;
Mery, porque no te elegimos, Dios lo hizo;
Arlette, en nuestra debilidad fuiste el regalo que Dios nos dió para reconocer la grandeza de su poder.
Mi pequeña Rose, estas creciendo en gracia y sabiduría ante Dios y los hombres, en poco dejarás lo pañales y pronto vestirás uniforme, pero mientras dure tu inocencia y por el resto de tu vida eres claramente el regalo más preciado que nos ha dado Dios, infinita gracias de su sublime amor que tu seas nuestra hija, siendo sin duda más de lo que pedimos.
Te amamos RMARC.
