A veces imagino escuchar tu nombre madre, y no estas,
puedo sentir tu caricia sobre mi alma y no veo tus manos,
pero sé que de lejos oras por mí,
A veces tengo palabras para decirte que por mi torpe
orgullo se quieren ir,
pero tú me enseñaste la humildad lo cual te doy gracias a
mamá.
Otras veces escucho tus gritos y con un gesto extraño
tapo mis oídos,
luego callas y yo trato de escucharlos otra vez,
más te has ido y allí a lo lejos sigues orando por mí.
Tengo tu apellido tras de el de mi padre pero eso no es
suficiente para tenerte cerca,
solo me trae un
recuerdo y un te extraño y quizás,
una melancolía que se esfuma por la alegría de aun
tenerte viva.
Gracias mamá.
Eres mi madre, la que Dios me regalo y aunque sé que no
eres perfecta,
para este ser pequeño si lo eres, pues habrá muchas
madres allá fuera,
pero ninguna como ella, como la mía que aun sigues orando
por mí.
Puedo ver que te endureces como la roca siendo más frágil
que una rosa,
sé que se acaban tus fuerzas pero obtienes más de tu
Dios,
con el corazón más blando pero cubierto de acero así
eres,
por darte por entero, sin esperar nada a cambio, Te amo
mamá.
Puedo estar a tu costado, callar si es necesario,
oír tus consejos a ti te funcionaron, lo aprendiste con
el tiempo,
me trasmitiste a mí y no pretendo despreciarlos.
A Dios que esta allá arriba que te cuide, te proteja, te
bendiga
que haya ángeles acampando a tu alrededor.
Gracias madre de este tu hijo, que recibe tus caricias y
te da gracias MAMÁ.
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