Para que quiero el tiempo sin tu presencia,
si no basta tu figura impregnada en mi retina,
no pudiendo sentir, saborear, oler o tocar.
Te lo pedí, y te volví pedir, a mi modo me rebaje,
más las manijas del reloj volvieron a traicionarme,
y en un instante estuviste lista para irte.
Tocaste mis labios con los tuyos y quede allí,
tonto, como si serviría para resistir el tiempo sin ti,
quedándome con esta fria angustia en mi.
Y que hago con esta justificada desesperación,
de querer tenerte aquí en este priciso momento,
si la distancia me es ingrata y estas lejos.
Solo me queda esperar y hallar un poco de quietud,
con la esperanza de que volveré a sentir ese plus,
plus que irradia tu figura, mágica, tan llena de luz.
Mientras tanto mis dedos escriben lo obvio,
yo quería un poco más de ti.