Hoy
tengo un lapicero cuya punta se ilumina, y con la cual, puedo hacer lo que hace
tiempo no hacía, escribir.
Una
rosa cuelga de mis labios y es la rosa que espera el fin, es el comienzo de una
historia, ya que mientras exista esta la rosa tendré esperanza, más cuando se
seque, tampoco podrá ser.
No
estoy destruido como la última vez, sin embargo estoy pensando mucho, más que
aquella vez.
No
quiero decir que duele, solo que esta vez me asegure, de tener protección, mi
hermana (no de sangre y carne sino de la vida)
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