Si
bien es cierto hace mucho no escribo no es porque no tenga ganas de hacerlo ya
esas ganas siempre están presente, así como la búsqueda de ser lo más sincero
posible.
No
escribo por obligación, menos por petición ya que mis ganas nacen del placer y
la necesidad que me provoca el no poder mentirle a una hoja.
Y
ahora que tengo el lapicero sabrá esta hoja, dejo que se mueva al compás que
marca mi corazón y en la dirección que marca mi mente, ya que para poder
escribir necesito encontrar el
equilibrio entre mi alma y mi corazón.
Buscar
el motivo para escribir sea quizás sencillo, ya que para escribir lo único que
me puede faltar es el tinte, el papel o cualquier cosa material. Ya que los
sueños e ilusiones redundan en mi mente tantos como el deseo de brindarlo a la
que ama mi alma, que por cierto quizás también lo esté haciendo.
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