Tengo a veces los aires suficientes para
escribir una hoja, pero hay otras veces en que no los encuentro, porque
los suspiros que tengo son demasiados, es la culpa de aquella quien
provoca que mis suspiros se
multipliquen, una sola la ideal.
Puedo estar escribiendo y poniendo un una
hoja un juego de letras que solo la
dueña de estas cosas y la luna podría entender, y es que allí está la forma
brusca de multiplicar mis suspiros.
Puedo estar pensando en ella, puedo no
estarlo, y a la realidad no conozco la diferencia. Pues siempre tengo su nombre
escrito en mi mano, sobre mi pecho y en lo profundo de mí ser y mi corazón,
tiene forma de rosa por su nombre y es quizás allí donde mis suspiros se
multiplican.
Pero jamás dejare de escribir una hoja
porque de mí no depende ello sino depende de ella y mis suspiros se empiezan a
acelerar.
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