En
ausencia de un tú, solo me queda el yo y aunque también está presente en ellos
jamás me sentiré más completo como cuando tu estas aquí.
Al
cerrar mis ojos en tu ausencia te veo allí, mas no es lo mismo cuando los abro
y ya estas allí, pues simplemente la gloria se siente mejor cuando estas cerca
de ti que cuando estas lejos.
No
sabes cuánto daría por tener tus ojos tras mío a cada instante, por sentir tu
presencia sin excepción de tiempo, o por hacerte parte de mi como ya lo eres un
pedazo de mi corazón o tal vez mi mente.
En
ti siento el comienzo o tal vez lo que ciento después sea el fin y no te culpo
de irte, sino de poder ir contigo y quizás ser mejor así, pero en fin son cosas
que aun no comprendo.
Al
abrazarte con mi mano derecha, mi izquierda se siente celosa pero sabe que tendrá su turno, pero al no
tenerte abrazada, ambas se sujetan entre si pidiendo que regresen, pues solo
quieren compartirse entre los dos.
No
se cómo te sientas tú, pero el producto de tu ausencia se ve en mi
desesperación de querer simplemente saludarte y sé que ese es el comienzo de lo
que yo llamaría amarte.
Otra
cosa recién van 10 minutos que te fuiste y yo siento la falta de aire o tal
vez tu fragancia.
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